Mi nombre es Momos y mi mundo esta mas allá de
donde vuestra imaginación os pueda llevar, en el principio de los tiempos todos
los mundos eran muy semejantes, pero nuestros antepasados aprendieron antes que
vosotros las leyes de la vida, los principios sobre ella están en nuestro
interior desde el momento en que existimos, desde entonces la vida es la que
nos enseña a vivirla en cada momento, en Eleskis, que es como se llama nuestro
mundo, está lleno de magia y fantasía, los ancianos del lugar me encargaron de
la custodia de la magia y la fantasía de Eleskis, pero algo azoto fuertemente
sobre nuestro mundo y parte del quedo sin la magia, las hadas se quedaron
apenas sin polvos mágicos, la fantasía empezó a perderse sin razón alguna.
La zona a la que llego la desolación estaba al
norte de Eleskis, nuestro mundo no es que fuese muy extenso pero me esperaba un
largo camino hasta llegar al norte.
Llego el día de mi marcha, me levante muy temprano
pues quería llevar algún tiempo de compañero de viaje al amanecer, los
amaneceres de Elekis eran tan especiales…, ellos eran los encargados de
despertar los sueños de los aldeanos, aunque si tengo que decir la verdad,
vivir en Eleskis era vivir en un sueño, nuestro sol con sus rayos hacían que
las flores al despertar, sus pétalos esparcieran mil aromas por los bosques,
los arboles más jóvenes y menos crecidos, con mucho vigor y sutileza se
afianzaban a la tierra con sus raíces, se abrían camino entre las ramas de los
arboles más viejos de los bosques para que sus verdes hojas bañadas por las
gotas del roció, se alimentaran también de los primeros rayos del sol, durante
muchos tramos del camino iba pensando que era lo que podía haber ocurrido en el
norte, los animales de los bosques a mi paso me preguntaban, si sabía algo de
lo ocurrido y porque hacía tiempo que no se veían a las hadas sobrevolar entre
las ramas de los arboles esparciendo los polvos mágicos por los bosques, les
notaba algo de desánimo y tristeza en sus ojos al preguntarme.
Me apenaba tanto la preocupación que tenían…, a los
que me preguntaban les explicaba que me dirigía hacia el reino de las hadas
para saber cuál era la causa y que no se alarmasen que el norte volviera a ser
lo que era.
A la vez que me iba acercando más al norte, a los
bosques les iba desapareciendo su esplendor, el sonido de las aguas corriendo
por los arroyos era de tristeza, los animales ya no correteaban cruzándose a mi
paso, a las praderas de les iba difuminando el verdor que siempre tenían, a
cada paso que daba sentía como la magia y la fantasía iba desapareciendo poco a
poco. La desolación y la pena se iban apoderando poco a poco de toda la
naturaleza de Eleskis.
¿Qué podría a ver sucedido? Era una pregunta a la
que encontraría la respuesta después de atravesar la gruta de las hadas,
situada a la entrada de un reino en el que el volar libremente era una forma de
vida, en el se encontraban las flores mas coloreadas de nuestra naturaleza y
con la ayuda de las hadas, estas esparcían el colorido por todo Eleskis.
El camino se hacía cada vez mas abrupto entre las
rocas, solo visite el reino de las hadas una vez y fue hace muchísimos años a
visitar a mi amiga la hada Azadi, recuerdo la alegría que desprendía por todo
Eleskis, tenía algo especial en su sonrisa, a la vez de su belleza como todas
las hadas, ella era la que esparcía por Eleskis los polvos mágicos para que
nunca faltase la humildad y el amor, sin ello la fantasía y la magia iría
muriendo poco a poco. Esperaba encontrarme con ella y supiera lo que estaba
pasando en su reino y me lo explicase.
Una vez en la puerta de entrada de la gruta recordé,
que para encontrar la salida, ya que esta tenia infinidad de pasadizos, las
hadas habían hecho unas marcas fluorescentes en las paredes, para así no
perderse, pero según las iba siguiendo estas se iban difuminando y cada vez su
fluorescencia se iba apagando mas, aligere el paso corriendo para no
encontrarme en un laberinto del cual nunca saldría.
Por fin pude ver la luz de la salida, tras la
luminosidad de la salida estaba el reino de las hadas, estaba situada en la
montaña más alta de todo Eleskis, se divisaba el gran valle del reino de las
hadas, mientras mi mirada se perdía entre tal belleza de la naturaleza, escuche
como un sollozo a mis espaldas, me gire para ver de dónde venían y en un
recoveco de la gruta vi como había una hada en cuclillas sobre sus rodillas y
con la cabeza entre sus piernas, su largo pelo rubio y ondulado posaba sobre el
suelo.
Me acerque a ella preguntándole que le pasaba, pero
su llanto no le dejo escucharme, le puse con suavidad mi mano sobre su hombro
para no asustarla, levanto la cabeza y era ella…
― ¡Azadi!
¿Qué te ocurre? ―le pregunte, se volvió mirándome con la mirada perdida.
― ¡Azadi, soy yo!… Momos, tu amigo― le cogí su mano
y la levante, estaba aturdida.
―Azadi, te tienes que recuperar, me tienes que
decir si tu sabes el porqué de lo que está ocurriendo en Eleskis, vosotras las
hadas apenas sobrevoláis los bosques ni las aldeas, y tu eres muy importante
para todos nosotros― le dije, ella saco de su pequeño bolso una hoja escrita…
Segunda parte
Azadis, era un hada muy especial, no es que las
demás hadas no lo fueran, pero ella tenía el poder en sus polvos mágicos de
llegar a los corazones de todos los
habitantes de Eleskis, dejando esparcir sus polvos nuestro mundo tenía
asegurado la humildad, un principio con el cual creció nuestro mundo hace
millones de años y ella como hada. Algo increíble tenía que haber pasado para
que la reina de las hadas Mailka, le encomendase a ella buscar una solución.
―Azadis, te tienes que calmar y contarme todo lo
que ha pasado― le comente a la vez que intentaba que calmase sus sollozos.
― Momos, no me veo capaz de solucionar el problema
que tiene parte de Elekis, es mucha responsabilidad para mi, además el mal está
acercándose muy deprisa también a nuestro reinado, por esa razón estoy tan
apenada, nos estamos quedando apenas sin polvos mágicos y si ellos no podremos
ayudar a nuestro mundo. La reina Mailka, me dio esta hoja para ti, me dijo que
tu y con mi ayuda podríamos salvar el mundo de Elekis, pero si la magia y la
fantasía se está perdiendo, no sé cómo te podre ayudar yo.
―Pero Azadis, en la hoja solo hay escrito…
<Momos, tu y Azadis sois los que os encargareis de que vuelva la magia y la
fantasía a parte de Eleskis y así el mal dejara de existir nunca más en nuestro
mundo, de esa manera ayudareis en el universo infinito a que siga existiendo la
magia y la fantasía en otros mundos> no entiendo como la reina de las hadas
quiere que nosotros salvemos a Eleskis― después de leer lo escrito, me quede
cabizbajo mirando a Azadis.
No sabíamos que hacer, era una responsabilidad muy
grande, yo estaba cansado del viaje y Azadis estaba también algo cansada,
decidimos descansar los dos, nos sentamos apoyando nuestras espaladas contra la
pared y con las miradas perdidas a la salida de la cueva, mirando la grandeza y
hermosura del reino de las hadas, todo era naturaleza llena de coloridos y de
vida, solo de pensar que estaba en nosotros dos el salvar el mundo de Elekis y
el reino de las hadas que se divisaba desde el enclave de la gruta, los dos nos
quedamos dormidos.
― ¡Momos, Momos!― escuche una voces en la lejanía,
pero un momento… estoy dormido.
― ¿Quién me llama?― pregunte, no sabía si me
encontraba inmerso en un sueño, intente abrir los ojos pero algo dentro de mi
me lo impedía, me asuste un poco nunca me había ocurrido.
― No te asustes, no estás en un sueño y tampoco
estas despierto, yo soy la fantasía y vengo acompañada de la magia, no
preguntes nada, nosotras no tenemos las respuestas a las preguntas que nos
puedas hacer tu, las respuestas las encontrareis Azadis y tu, sabemos lo que
está ocurriendo ya que nosotras somos víctimas directas y vosotros podréis
salvarnos a nosotras y con ello salvareis el mundo de Eleskis y otros mundo del
universo. Lo único que tienes que hacer es pedir a Azadis que te rocié con sus
polvos mágicos, una vez hecho eso tendrás que convencer a Azadis de lo que sois
y de la verdad de vosotros, es vuestra encomienda para salvarnos a la magia y a
mí, será duro para ti y para Azadis cuando la convenzas― ¿Fantasía, Magia?,
creo que el mal también me está afectando a mí ¿si esto no es un sueño ni estoy
despierto…?
―Fantasía, Magia o quienes seáis ¿Que me está
pasando? ¿Dónde estoy?―no hubo contestación, ¿estaría yo delirando?
― ¡Fantasía, Magia! Por más que llame no me
contestara nadie.
Me desperté sobresaltado y algo confuso, pero
recordando todo lo que me había ocurrido mientras dormía, desperté a Azadis…
― ¿Momos que te ocurre? Parece como si estuvieras
enfermo, demacrado y empapado en sudor― me pregunto Azadis preocupada.
―Tranquila, estoy bien, solo que…, mejor no te
cuento nada― pensé que mejor no contarla nada.
No teníamos ni idea en como salvar a Eleskis, no
podía quietarme de la cabeza lo que me había ocurrido mientras dormía, pero si
era esa la solución ¿Por qué no probar?
― ¿Azadis, confías en mi?
― ¡Sí! Claro.
―Entonces si quieres que salvemos el mundo de
Eleskis, tienes que hacer lo que te diga en primer lugar, luego ya veremos…, me
tienes que rociar con tus polvos mágicos.
―Pero Momos, tengo los justos para poder volar y no
muy lejos, ni tan siquiera para hacer florecer una margarita.
―Hazme caso Azadis, hazlo, confía en mí― la estaba
pidiendo que confiase en mi, cuando ni yo mismo sabría si la iba a poder
convencer de algo que no sabía ni yo.
Saco de su canana sus polvos mágicos y me los esparció
por encima, en principio no notaba nada, pasado un rato empecé a notarme
extraño, me sentía bien, veía las cosas de manera diferente empecé a entender
sin querer quiénes éramos y cual era nuestro cometido, el problema era como
explicárselo a Azadis y convencerla.
No sabía cómo empezar, estaba amaneciendo y a lo
lejos vimos como el reino de las hadas empezaba a descolorarse, no podía perder
más tiempo y empecé a contarle a Azadis, cual era nuestra misión y lo que
éramos…
―Azadis escucha con mucha atención lo que te voy a
decir, se que te será difícil entenderlo y convencerte. Tanto tu como yo y el
mundo de Eleskis no existimos, bueno…, si, pero en la imaginación de unos seres
llamados humanos, nosotros vivimos gracias a ellos, en su imaginación y en sus
sueños.
―Pero…
―Por favor no me interrumpas, vosotras las hadas
tenéis un poder mucho mas valioso que los polvos mágicos, tu, por ejemplo
tienes el de la humildad, otras hadas tienen otros, Eleskis es un mundo en el
cual algún humano está soñando ahora mismo en él, y estará luchando a nuestro
lado para que no se destruya, eso es gracias a la fantasía que le queda a
Eleskis todavía, nuestros antepasados lucharon sin ellos saberlo en mantener
viva la magia y la fantasía de Eleskis, al igual que hay otros mundos de
fantasía y de magia, depende de nosotros que la fantasía y la magia no
desaparezcan, no podemos dejar que dejen de soñar, porque si no,
desapareceremos nosotros, da igual en el mundo donde quieran soñar con
nosotros, ellos son los que hacen que nosotros tomemos toda una vida en sus
sueños y estoy seguro que a Eleskis le volverá la magia y la fantasía, siempre
abra alguien que cuente sus cuentos y mientras haya humanos que cuenten sus
sueños a otros, nosotros seguiremos viviendo en mundos irreales donde nosotros
nos encargaremos de vivirlos en la realidad, para que los humanos sigan
pensando que la magia y la fantasía existen.
― ¿Entonces Eleskis no morirá ni desaparecerá,
Momos?― me pregunto con lagrimas en los ojos Elekis.
―Claro que no, seguro que en el sueño del humano
que este viviendo este sueño, dejara su huella de alguna manera para que no
desaparezca y no quede en el olvido, y la historia de nuestro mundo Eleskis,
pasara en algún momento a ser el sueño de otros humanos y la magia y la fantasía,
volaran y se esparcirán a través de otros mundos en otros sueños.
―Momos, ¿sabes qué…?― me dijo con una luz que
brillaba en su sonrisa.
―Dime Azadis.
―ja ja, que tengo mi canana a rebosar, de polvos
mágicos.
― ¡Bien! eso quiere decir que hemos salvado a
Eleskis y seguirá existiendo con su magia y fantasía.
De pronto empezamos a ver como el reino de las
hadas se volvía a cubrir de colorido y hadas volando hacia la gruta de la
montaña para atravesarla, para esparcir sus polvos mágicos por todo Eleskis.
Solo esperamos Azadis y yo, que los humanos sigan
soñando para que personajes como nosotros puedan llevar en sus vidas la magia y
la fantasía y nunca jamás desaparezca de sus mundos de sueños la magia y la
fantasía.
Rafael Huertas
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